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13 ene 2014

La documentación necesaria para poder viajar, algunas alertas

DNI :
Ya no hay controles ente 22 países de la UE gracias al acuerdo Schengen, con lo que no encontraremos controles  en las fronteras interiores ( aduanas),  aunque se introducen controles efectivos y en algunos casos se introducen los visados.
El DNI es válido para circular en los siguientes países: Alemania, Austria, Bélgica, Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Chipre, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Hungría, Irlanda, Italia,Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Rumania, Suecia) y además Andorra, Islandia, Liechtenstein, Mónaco, Noruega, San Marino y Suiza
Los menores de edad necesitan, además autorización del padre, madre o tutor ( esto se puede obtener  en las Comisarías de Policía, puestos de la Guardia Civil,  Notarios, Juzgados o en el Ayuntamiento)
Para más información sobre el acuerdo Schengen: http://europa.eu/scadplus/leg/es/s17000.htm
PASAPORTE:
El pasaporte es necesario para todos los países que no están en la UE o en el acuerdo Schengen.
Para los países que están en la UE o el acuerdo Schengen, tambien es válido, se puede llevar tanto el DNI como el pasaporte.
passportSe puede obtener en la Comisaría de Policía correspondiente.
Suelen  tardar un tiempo en dártelo ( depende de la Comisaría), así que para los que tengan prisa, se puede tramitar en el aeropuerto, en el puesto de la policía, eso sí, las tasas son mucho mayores.
Hay que tener cuidado con la validez del pasaporte en algunos países, ya que te exigen que el pasaporte no te vaya a caducar en un tiempo determinado, en este caso la única solución es renovarlo, no te ponen problemas en la Comisaría.
En este enlace que pongo hay una lista con una serie de países, y te pone exactamente si necesitas DNI o pasaporte: 
VISADOS:
En algunos países tambíén se necesita el visado, y es válido solo durante un periodo determinado.
Hay que tener en cuenta que si se va a salir y entrar del país mínimo una vez, es necesario el visado de múltiple entrada.
En conveniente encargarse de este tema lo antes posible, ya que suelen tardar en tramitarlo.
En esta página podréis ver exactamente en qué países vais a necesitar visado:
CARNET DE CONDUCIR INTERNACIONAL
El permiso internacional de conducción es necesario para conducir por países que no sean miembros de la UE, y que no hayan adoptado el modelo de permiso de los convenios de Ginebra o Viena.
Es una especie de cartilla de color gris, con 16 hojas en diferentes idiomas.
Se obtiene en la Jefatura de Tráfico de tu ciudad, llevas dos fotografías, el carnet de conducir, y pagas unas tasas, y lo expiden en el mismo día.
Tiene una validez de un año.
Hay que tener en cuenta que sólo es válido llevando el carnet de conducir normal, así que hay que llevar los dos.
TARJETA SANITARIA EUROPEA:
Esta tarjeta es válida para los países de la UE, y con ella tienes derecho a recibir asistencia sanitaria durante un periodo determinado.
Los países para los que sirve son: Alemania, Austria, Bélgica, República Checa, Chipre, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, Suecia, Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza
Para su obtención  hay que personarse en los centros de Atención e Información de la Seguridad Social  y se emite en el acto.
Para más información:
SEGUROS DE VIAJE
Siempre es conveniente llevar un seguro de viaje, para estar cubierto ante imprevistos.
Hay veces que la tarjeta de crédito trae un seguro, conviene consultarlo antes.
Aparte de esto, pues los carnets varios de descuento ( de estudiante, de alberguista, etc).
LEYENDAS URBANAS :
1- “Me vale el carnet de conducir para identificarme en el aeropuerto???” – No, no te vale el carnet de conducir, ni el del club megatrix, ni una foto con Ronaldinho, lo único válido para identificarte es el DNI o pasaporte, no hay más.
2- “Tengo el DNI caducado y tengo que viajar, pero me da igual porque aunque esté caducado sirve “-  FALSO. El DNI tiene que estar en vigor sí o sí, puedes tener la gran suerte de que una vez en mostrador no te digan nada, pero por norma general no son ciegos, así que en cuanto lo vean te van a decir que no es válido.
Una de dos: o te llevas el pasaporte ( en vigor, claro está) o te renuevas el DNI
3- ” viajo a un país que necesito carnet de conducir internacional, pero paso de hacerlo porque nunca lo piden”- FALSO. Puedes tener la suerte de ir y que no te lo pidan, pero como te lo pidan te van a crujir que es bueno, y esto lo digo por experiencia, las multas en el extranjero llegan.
4- ” Me han multado en Atenas, pero paso de pagar porque está muy lejos y no es necesario”- No pagues, no pagues, que como tengas la mala suerte de que tu avión en un futuro haga escala en Atenas, habrán cursado una orden de detención… además, las multas con el tiempo siempre van a peor.

SHANGAI

Shanghái nació como el asentamiento de un grupo de poblaciones chinas que huían del avance mongol durante el período 960-1126 a. C. Casi dos mil años después, su importancia creció volviéndose un espacio central en el período de apertura de China a Occidente. En la actualidad es la metrópolis más grande de China y la octava ciudad más grande del mundo y, tal vez, un destino ligeramente sobrecogedor para un turista primerizo. Una opción interesante para enfrentar la visita a esta metrópolis es organizar el recorrido de forma cronológica, e ir avanzando desde el área imperial, a la etapa colonial europea y terminar en el período contemporáneo.
El período imperial estuvo signado por la dinastía Ming (1368-1644 d.C), dinastía que lideró una época de crecimiento económico y esplendor cultural. La clave del esplendor fue también la razón de su caída. El crecimiento comercial chino llevo a los primeros contactos comerciales entre China las potencias europeas y Japón, contactos que pusieron en evidencia la debilidad del país, provocaron la caída de su economía y el resquebrajamiento del poder imperial. En 1644 una rebelión popular puso fin a la agonía.
Las marcas de este período se encuentran latentes en el distrito de Puxi, y particularmente en el Yuyuan Garden, un jardín privado tradicional de estilo Ming construido en 1559 y abierto al público en 1961. Están situados en el centro histórico de la ciudad y han sido restaurados en varias ocasiones debido a que, entre otras cosas, fueron saqueados en el siglo XIX por colonialistas occidentales
La segunda etapa está marcada por la etapa colonial europea. El punto obligado en este recorrido es la zona del Bund, situada a orillas del río Huangpu, justo enfrente del barrio de Pudong que se prolonga por más de 1,5 kilómetros. A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, la zona del Bund fue uno de los mayores centros financieros de Asia. En ella se ubicaban los bancos y las embajadas de los gobiernos extranjeros de países como Gran BretañaFranciaAlemaniaJapón o Bélgica. En conjunto son 52 edificios de estilos que van desde el clásico al renacentista. Otro lugar que vale la pena visitar es La Plaza del Pueblo que se erige en el antiguo hipódromo de la ciudad y en donde se encuentran el Gran Teatro de Shanghái, el Salón de Exposiciones de Planificación Urbanística, el Edificio Gubernamental y el Museo de Shanghái. Pero a no desesperarse, esta área también está idealmente ubicada para aquellos que buscan una experiencia menos histórica y más material. Ya que una de las calles que desembocan en la plaza es la mítica y peatonal Nanjing, en los que se dan cita numerosas tiendas y comercios.
La tercera etapa, la unificación de China, la Republica Popular y la apertura al mundo. En la primer parte de este período se suceden cambios constantes en el poder, debilitamientos en la unidad nacional que impiden poner resistencia a la invasión japonesa en 1937. El triunfo, en 1945, por las facciones populares lideradas por Mao Tse-Tung marca el final del dominio extranjero. Japón abandona sus conquistas en Asia, y China recupera Manchuria y Taiwán y Mao establece la República Popular China. Hasta su muerte en 1976, Mao fue el líder máximo de China, y su gobierno estuvo marcado por profundas conmociones sociales y políticas. Tras su muerte, Deng Xiaoping inició un proceso de reformas económicas y apertura comercial al resto del mundo. Desde entonces, la economía china ha conseguido crecer a un ritmo espectacular y con estas reformas, Shanghái experimentó un espectacular crecimiento financiero y turístico. Actualmente es el mayor puerto del mundo por número de mercancías. Símbolos de este período en Shanghái son el área que se entiende desde el rio Huangpu hasta Pudong (centro financiero y comercial de China). El Oriental Pearl Tower, brinda una excelente vista aérea de la ciudad, mientras que las orillas del río son otro excelente punto para contemplar la ciudad.
Hay numerosos lugares de hospedaje en Shanghái, pero es importante saber que  el área de Pudong puede resultar más conveniente para aquellas personas que realizan viajes de negocios. De forma similar, un sinfín de opciones de comidas se encuentran disponibles a lo largo del territorio de Shanghái, desde deliciosas opciones de comida en la calle Wujiang, como costosos espacios en Xintiandi.
En China se celebran un sinnúmero de festivales, y es una buena opción hacer que el viaje coincida con alguno de ellos, especialmente para personas que prefieren tener un contacto profundo con la cultura china. Sin embargo, es aconsejable no ir durante el Festival de la Primavera (Año Nuevo Chino) en Febrero porque la mayoría de los lugares están cerrados y el trasporte público está saturado con todo el mundo volviendo a casa por las celebraciones.
Fiestas del Calendario Lunar
1ª de Enero (Calendario Lunar): Año Nuevo chino o Fiesta de la Primavera.
15 de Enero (Calendario Lunar): Todo el país celebra la Fiesta de las Linternas, se cuelgan linternas en las calles y en las casas.
8 de Febrero (Calendario Lunar): la extraña celebración de La fiesta de la escalera de espadas. Esta es una fiesta tradicional de la minoría de los Lisu en la tiene lugar la escalada de postes de unos 20 metros de altura, lo curioso del ascenso es que cada uno de los escalones es el filo de una espada.
13 de Febrero (Calendario Lunar): el Festival de Pipas y Flautas. La minoría de los Miao en el sudeste celebran un festival de música que se prolonga por tres días. Un mes y medio después, el 8 de Abril (Calendario Lunar) esta minoría celebra el Ocho del Cuatro un festival en los que diferentes aldeas despliegan sus mayores virtudes en el campo del canto, el baile, la acrobacia, etc.
29 de Mayo (Calendario Lunar): el Festival Danu protagonizado por los Yao de Guangxi. La minoría se reúne en la pradera con sus mejores ropas, al son de tambores y címbalos y cantan y bailan sus danzas típicas.
15 de Agosto (Calendario Lunar): se celebra el Festival del Medio Otoño. Toda China festeja en esta fecha siguiendo las prácticas ancestrales de fiestas de cosecha.
9 de Septiembre (Calendario Lunar): El país celebra la Fiesta del Doble Nueve y buscando escapar a la mala suerte se bebe vino en abundancia.

MARRUECOS

Marruecos proviene de la pronunciación castellana de la palabra de orígen bereber Marrakesh, cuyo significado es "Tierra de Dios". En el árabe oficial el país recibe el nombre de “Al Maghrib”, que viene a ser algo así como "el extremo oeste" o "tierra del sol poniente", no en vano era el territorio más occidental del imperio árabe.
El nombre de las cosas no es caprichoso y ahondar en su etimología nos ayuda a comprenderlas. Un país que con solo nombrarlo nos sitúa entre el cielo y la tierra, navegando sobre una alfombra que sostienen los vientos para transportarnos a mundos de ensueño donde el sol nunca termina de ponerse.
Desierto de Marruecos en el norte de Africa, dunas .
Quizás sea ésta una de las estampas más comunes que subyacen en el subconsciente colectivo occidental cuando pensamos en Marruecos, o en otros países árabes.
Lo tenemos tan a mano, y es tan abundante en la materia prima de la que están hechos los sueños, esos que se presentan como espejismos a la vuelta de la esquina cuando la realidad cotidiana nos agota y queremos huir lejos, que es difícil sustraerse a la tentación de rehabilitarnos en una de las realidades mágicas narradas en "Las mil y una noches".
Y es que las pretensiones del viajero contemporáneo que va a Marruecos, no se diferencian, en esencia, de la de aquellos primeros viajeros del siglo XlX Delacroix, Foucauld, Robert Kerr, Joseph Thompson, Jean Potocki- que atraídos por la llamada de lo exótico acudieron a oxigenarse en Marruecos que todavía era acreedor de un estilo de vida puro y sempiterno, del que Europa había renegado, abandonando las sutilezas para dedicarse a los experimentos.
¿Qué nos queda hoy de aquella visión legendaria de un pueblo suspendido en el tiempo, en que las costumbres parecían haberse perpetuado, no en tradiciones reacias a evolucionar, sino en los métodos que marcan las pautas inamovibles de cómo deben ser las cosas cuando están bien hechas? Eso es algo que el viajero deberá constatar personalmente. Inevitablemente se sentirá desconcertado, como el náufrago que abre un cofre enterrado en la tierra, al ser testigo de un sinfín de contrastes y contradicciones, de la tierra, de los habitantes que la pueblan, y del cielo que los protege.
 Mujer cañon Artesano
¿Seráel Marruecos de hoy, el Marruecos que buscamos, el soñado?, ¿qué distancia habrá entre éste y el real?
Trataremos de mostrar, a través de varios reportajes, las distintas caras que el país vecino nos ofrece. En este primero, nos centramos en la costa Atlántica: desde Tánger a Essaouira, recorremos varias ciudades costeras.

SALAMANCA

Salamanca se extiende a orillas del río Tormes, en la meseta Castellana, cercana ya a la frontera portuguesa. El paso de los siglos ha respetado un patrimonio cultural inmenso y es conocida mundialmente por su vida universitaria que no tiene parangón en ninguna otra ciudad española.
Hay muchas maneras de acercarse a Salamanca y de empaparse de su cultura. Pasear sus calles y monumentos recordando las pequeñas historias y leyendas que se le atribuyen, es una manera amena de conocerla.
Salamanca es arte en sus múltiples monumentos, es estudio a través de la Universidad y de sus muchos colegios universitarios y es diversión en sus locales nocturnos frecuentados por estudiantes de medio mundo.
A pesar de las dificultades de conexión de esta pequeña ciudad, que carece de autopistas siquiera que la acerquen a Madrid (211 km) o a Lisboa (490 km), miles de turistas se dan cita cada año para gozar de sus grandes atractivos. Si en invierno está sumida en la persistente niebla castellana y el frío es intenso, el resto del año goza de una temperatura agradable, incluso el verano puede ser especialmente caluroso y seco. Es en esta época, en la que la ciudad ofrece sus mayores atractivos, conjuntando clima y actos culturales, que permiten al visitante disfrutar al máximo de su estancia.
Alto Soto de Torres en Salamanca, España
“Salamanca, que enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gozado”Miguel de Cervantes
Alto soto de torres que al ponerse tras las encinas que el celaje esmaltan
dora a los rayos de su lumbre el padre Sol de Castilla;
bosque de piedras que arrancó la historia a las entrañas de la tierra madre,
remanso de quietud, yo te bendigo ¡mi Salamanca!
Miguel de Unamuno

LUGARES Y LEYENDAS
La Cueva de Salamanca.
Cervantes. La cueva de Salamanca
Cervantes, con su popular entremés “La cueva de Salamanca” dará universalidad a este lugar y a esta leyenda que pervivía a través de los siglos. Tras la publicación, muchos viajeros se detenían a conocer aquel lugar que en tiempos había sido refugio de magos y quiromantes. Otros autores como Diego de Quevedo, Walter Scott, Torres Villarroel o Pedro Antonio de Alarcón también la mencionan.
La Cueva de Salamanca se encuentra situada en la Cuesta de Carvajal muy próxima a las dos catedrales y cuenta la leyenda que en tiempos fue lugar de culto de los adoradores del sol y de rituales de magia negra. Posteriormente sirvió de refugio a los renegados de la religión. Fue cristianizada cuando encima de ella se construyó la iglesia de San Cebrián,o Cipriano, santo patrón de los magos y la cueva quedó bajo la sacristía. La reina Isabel la Católica mandó cerrar la entrada y posteriormente tras la destrucción de la iglesia en el s. XVI, 1580, terminó siendo el trastero de una carbonería. En los años 90 se realizaron numerosas excavaciones en el lugar, cuyos resultados están expuestos. Actualmente, junto a la entrada, hay un busto del insigne salmantino Enrique Torres Villarroel, escritor, matemático, médico , hombre curioso y polifacético.
Cueva de Slamanca
Cueva de Salamanca
Según la leyenda, el demonio, para algunos Asmodeo, celebró allí, durante 7 años, clases para 7 alumnos que se reunían con él, y al término de sus estudios, en pago a sus servicios, uno de ellos, al azar, pagaba con su libertad por todos los demás. Según otras versiones uno de los estudiantes debía pagar las clases por todos y si materialmente no podía hacerlo, lo hacía  con su propia vida. Entre los alumnos, se cuenta que el Marqués de Villena, personaje inspirado en Enrique de Villena, estudiante en la universidad, fue elegido para pagar las clases y al verse en la imposibilidad tuvo que quedarse, pero logró burlar al demonio escondiéndose en una vasija para el vino. Cuando el demonio bajó a buscarlo pensó que se había fugado gracias a sus artes mágicas y salió a buscarlo, dejando tras de sí la puerta abierta, lo que le permitió salir, y pasando la noche en la sacristía, burlar a su maestro. Según otra versión, el Marqués salió huyendo, pero el diablo acabó agarrando su sombra, lo que le privó de ella eternamente y con ello, un hombre sin sombra, pasó a ser para siempre sospechoso de malas artes y magia.
La  fama de ciudad mágica se extendió por el mundo y así en Latinoamérica se llaman Salamancas a todas las cuevas dedicadas a cultos mágicos.

Tentenecio!
Otro lugar emblemático de la ciudad es la famosa cuesta de Tentenecio,  próxima  a la catedral vieja y cuyo nombre está ligado a una de sus historias más conocidas.
Cuesta de Tentenecio, Salamanca
Cuesta de Tentenecio
En tiempos esta calle llevó el nombre de Calle de Santa Catalina. Un día, San Juan de Sahagún (sXVII), actual patrón de la ciudad (12 de junio), que paseaba por ella, se encontró frente a un toro que se había escapado del mercado de ganados de la ciudad. El animal había embestido ya a todo lo que encontraba, cuando, llegado a la altura  del santo se disponía a embestir a una mujer con su hijo en brazos, éste le puso la mano en la cabeza y le dijo: :”Tente, necio” y el toro, milagrosamente, se detuvo. La calle lleva pues este nombre en recuerdo del prodigio del santo.
Otra calle de la ciudad también tiene el nombre de otro milagro, la calle Pozo amarillo, una de las arterias que sale de la Plaza Mayor, en la que habría salvado a un niño que cayó a un pozo elevando las aguas de éste hasta que pudo ser rescatado con la correa que el santo había lanzado para sacarlo. Hoy se recuerda con una placa en el lugar en el que se cree ocurrió el milagro.
San Juan murió envenenado, al parecer por la amante de un hombre poderoso de la ciudad, que atribuyó a los discursos del santo, el que aquel la abandonara.
Hoy en la céntrica Calle Toro se alza la Iglesia de San Juan de Sahagún, que le rinde peculiar homenaje, relatando con relieves en su fachada algunos de sus milagros.

TAHITI

Castillos del LoiraEntre las ciudades de Gien y Angers, el río más largo de Francia traza una suave “ese” rodeada de bosques, viñedos, abadías y más de cincuenta castillos que –en su momento– fueron escenario de gran parte de la historia francesa. Hoy en día, los château del Valle del Loira se han convertido en un destino imprescindible para cualquier turista.
Al fin y al cabo, el turismo nació aquí o, al menos, eso se dice de un grupo de viajeros ingleses que visitaron estos castillos y la ciudad de Tours. Cuando regresaron a Londres y la gente les preguntó qué habían estado haciendo en Francia –aún se conserva cierta animadversión entre las dos orillas del Canal– los caballeros añadieron el sufijo “ismo”, que indica doctrina o movimiento –tan en voga por aquel entonces– al nombre de la ciudad que conocieron y así murió el bucólico concepto de viajero y nació el del masificado turismo.Los castillos del Loira se construyeron en tres regiones históricas –Orleanesado, Turena y Anjou– que fueron habitadas, sucesivamente, por galos, romanos, bárbaros, merovingios y carolingios.
Detalle de la fachada posterior.Castillo Chambord
Detalle de la parte trasera castillo Chambord
En el siglo IV, el Obispo de Tours, san Martín, logró cristianizar este amplio territorio y, por primera vez, consiguió que todo el Valle se uniera frente a los invasores y a las luchas internas de los nobles; pero el enfrentamiento continuo entre las familias condales abocó a los franceses sin remedio a la Guerra de los Cien Años (ss. XIV y XV) que estalló cuando el último de los reyes capetos, Carlos IV, murió sin descendencia y dos pretendientes reclamaron el Trono vacante: Felipe VI de Valois y el rey inglés Eduardo III que alegaba su derecho dinástico como nieto del Conde de Anjou.
Mientras duró la contienda y París quedó relegada a un segundo plano, ocupada por la coalición de ingleses y borgoñones, el joven delfín se trasladó al centro y viajó, itinerante, por las ciudades del valle. Allí, cerca del Loira, se fraguó la lucha por recuperar la unidad nacional con el apoyo de Juan II de Castilla, en la toma de La Rochelle, y la ayuda –o intervención divina, según se mire– de santa Juana de Arco. Cuando la guerra concluyó, Francia logró la reunificación, los ingleses regresaron a Gran Bretaña al perder su último bastión de Calais, París empezó a ejercer su centralismo y, como resultado colateral, desde entonces y hasta bien entrado el siglo XVIII, los grandes señores feudales, altos cargos, ministros, aristocracia y todo aquel que quería ser algo en la Corte de Versalles se construyó un castillo en el Loira o sus afluentes, lo más suntuoso posible, para rivalizar con los demás en pompa y esplendor.
Castillo de Chenonceau
Castillo de Chenonceau
Los romanos fundaron Tours en el siglo I cuando ocuparon esta región de la Galia habitada por los celtas turones. De aquella época no se conserva prácticamente nada porque la ciudad fue destruida por los godos en el siglo III y sólo se recuperó cien años después cuando los santos obispos, como san Martín, cristianizaron Francia desde esta ciudad. Según la tradición, cuando este santo murió en la cercana villa de Candes en el año 397, los fieles de Tours bajaron por el Loira, se llevaron su cuerpo y mientras remontaban el río en barca, los árboles de las orillas volvieron a florecer a pesar de estar en pleno mes de noviembre. Desde entonces, a esos días del año se les conoce como el veranillo de san Martín. Una tradición popular que se extendió por toda Europa.
Cuando finalizó la Guerra de los Cien Años, el poder del monarca abandonó la capital de la Turena para regresar a París; aun así, Tours mantuvo su riqueza gracias a la industria de la seda, el comercio y la artesanía. Algo que se nota en las calles cuando se visita el castillo –en especial, la Torre de Guisa–, la catedral gótica dedicada como era de esperar a san Martín y lugares tan acogedores como las terrazas de la plaza Plumereau.
Al suroeste de Tours, comenzamos nuestro recorrido por los castillos del Loira en Villandry. Reconozco que no es el más espectacular del valle pero merece la pena visitarlo aunque sólo sea por sus jardines. Es un lugar único a la hora de conjugar la concepción italiana de paseos ornamentales, con setos de boj recortados, y la corriente más tradicional que convierte este vergel en un paraíso de plantas aromáticas, flores y huertos. Un auténtico museo verde que incluye canales, un pequeño estanque y un jardín acuático. El castillo –en realidad, un antiguo torreón almenado con un patio irregular en forma de “u”– estuvo a punto de ser derribado en 1906 pero un médico español, el doctor Joaquín Carvallo, lo adquirió para reconstruirlo tal y como se concibió en el siglo XVI.
Azay-le-Ridau
Azay-le-Ridau
A poca distancia se encuentra Azay-le-Rideau. Levantado en apenas nueve años (1518-1527) sobre una isla del río Indre, su reflejo en el agua es una de las imágenes más buscadas por los fotógrafos. Cuando el delfín Carlos –al que tanto ayudó Juana de Arco– llegó a sus puertas en 1418 y los soldados que defendían el castillo lo abuchearon –eran partidarios de sus enemigos, los angloborgoñones– el rey lo sitió, ahorcó a toda la guarnición y quemó el castillo. Lo que hoy contemplamos es la reconstrucción del XVI, un excelente ejemplo del denominado Primer Renacimiento. Curiosamente, la familia Berthelot que lo mandó restaurar, cayó en desgracia tras el desastre de Pavía y nunca llegó a vivir en él ni tan siquiera a terminarlo, de ahí su extraña planta en forma de “ele”. Según el novelista Honoré de Balzac, uno de sus conocidos huéspedes, Azay es un diamante engastado en el río

FRANCIA Y SUS CASTILLOS

Castillos del LoiraEntre las ciudades de Gien y Angers, el río más largo de Francia traza una suave “ese” rodeada de bosques, viñedos, abadías y más de cincuenta castillos que –en su momento– fueron escenario de gran parte de la historia francesa. Hoy en día, los château del Valle del Loira se han convertido en un destino imprescindible para cualquier turista.
Al fin y al cabo, el turismo nació aquí o, al menos, eso se dice de un grupo de viajeros ingleses que visitaron estos castillos y la ciudad de Tours. Cuando regresaron a Londres y la gente les preguntó qué habían estado haciendo en Francia –aún se conserva cierta animadversión entre las dos orillas del Canal– los caballeros añadieron el sufijo “ismo”, que indica doctrina o movimiento –tan en voga por aquel entonces– al nombre de la ciudad que conocieron y así murió el bucólico concepto de viajero y nació el del masificado turismo.Los castillos del Loira se construyeron en tres regiones históricas –Orleanesado, Turena y Anjou– que fueron habitadas, sucesivamente, por galos, romanos, bárbaros, merovingios y carolingios.
Detalle de la fachada posterior.Castillo Chambord
Detalle de la parte trasera castillo Chambord
En el siglo IV, el Obispo de Tours, san Martín, logró cristianizar este amplio territorio y, por primera vez, consiguió que todo el Valle se uniera frente a los invasores y a las luchas internas de los nobles; pero el enfrentamiento continuo entre las familias condales abocó a los franceses sin remedio a la Guerra de los Cien Años (ss. XIV y XV) que estalló cuando el último de los reyes capetos, Carlos IV, murió sin descendencia y dos pretendientes reclamaron el Trono vacante: Felipe VI de Valois y el rey inglés Eduardo III que alegaba su derecho dinástico como nieto del Conde de Anjou.
Mientras duró la contienda y París quedó relegada a un segundo plano, ocupada por la coalición de ingleses y borgoñones, el joven delfín se trasladó al centro y viajó, itinerante, por las ciudades del valle. Allí, cerca del Loira, se fraguó la lucha por recuperar la unidad nacional con el apoyo de Juan II de Castilla, en la toma de La Rochelle, y la ayuda –o intervención divina, según se mire– de santa Juana de Arco. Cuando la guerra concluyó, Francia logró la reunificación, los ingleses regresaron a Gran Bretaña al perder su último bastión de Calais, París empezó a ejercer su centralismo y, como resultado colateral, desde entonces y hasta bien entrado el siglo XVIII, los grandes señores feudales, altos cargos, ministros, aristocracia y todo aquel que quería ser algo en la Corte de Versalles se construyó un castillo en el Loira o sus afluentes, lo más suntuoso posible, para rivalizar con los demás en pompa y esplendor.
Castillo de Chenonceau
Castillo de Chenonceau
Los romanos fundaron Tours en el siglo I cuando ocuparon esta región de la Galia habitada por los celtas turones. De aquella época no se conserva prácticamente nada porque la ciudad fue destruida por los godos en el siglo III y sólo se recuperó cien años después cuando los santos obispos, como san Martín, cristianizaron Francia desde esta ciudad. Según la tradición, cuando este santo murió en la cercana villa de Candes en el año 397, los fieles de Tours bajaron por el Loira, se llevaron su cuerpo y mientras remontaban el río en barca, los árboles de las orillas volvieron a florecer a pesar de estar en pleno mes de noviembre. Desde entonces, a esos días del año se les conoce como el veranillo de san Martín. Una tradición popular que se extendió por toda Europa.
Cuando finalizó la Guerra de los Cien Años, el poder del monarca abandonó la capital de la Turena para regresar a París; aun así, Tours mantuvo su riqueza gracias a la industria de la seda, el comercio y la artesanía. Algo que se nota en las calles cuando se visita el castillo –en especial, la Torre de Guisa–, la catedral gótica dedicada como era de esperar a san Martín y lugares tan acogedores como las terrazas de la plaza Plumereau.
Al suroeste de Tours, comenzamos nuestro recorrido por los castillos del Loira en Villandry. Reconozco que no es el más espectacular del valle pero merece la pena visitarlo aunque sólo sea por sus jardines. Es un lugar único a la hora de conjugar la concepción italiana de paseos ornamentales, con setos de boj recortados, y la corriente más tradicional que convierte este vergel en un paraíso de plantas aromáticas, flores y huertos. Un auténtico museo verde que incluye canales, un pequeño estanque y un jardín acuático. El castillo –en realidad, un antiguo torreón almenado con un patio irregular en forma de “u”– estuvo a punto de ser derribado en 1906 pero un médico español, el doctor Joaquín Carvallo, lo adquirió para reconstruirlo tal y como se concibió en el siglo XVI.
Azay-le-Ridau
Azay-le-Ridau
A poca distancia se encuentra Azay-le-Rideau. Levantado en apenas nueve años (1518-1527) sobre una isla del río Indre, su reflejo en el agua es una de las imágenes más buscadas por los fotógrafos. Cuando el delfín Carlos –al que tanto ayudó Juana de Arco– llegó a sus puertas en 1418 y los soldados que defendían el castillo lo abuchearon –eran partidarios de sus enemigos, los angloborgoñones– el rey lo sitió, ahorcó a toda la guarnición y quemó el castillo. Lo que hoy contemplamos es la reconstrucción del XVI, un excelente ejemplo del denominado Primer Renacimiento. Curiosamente, la familia Berthelot que lo mandó restaurar, cayó en desgracia tras el desastre de Pavía y nunca llegó a vivir en él ni tan siquiera a terminarlo, de ahí su extraña planta en forma de “ele”. Según el novelista Honoré de Balzac, uno de sus conocidos huéspedes, Azay es un diamante engastado en el río

DUBLIN

Aunque la capital de Irlanda no tiene el relumbrón de otras ciudades de la Vieja Europa –nada que ver con la monumentalidad de París o el legado histórico de Roma, como es evidente– lo cierto es que tampoco necesita compararse con nadie para conquistar el ánimo del visitante. Dublín le ofrece rincones llenos de encanto y el sabor de un carácter tan cercano al nuestro que le hará sentir en casa; sólo tiene que tomar una pinta de cerveza en un pub para entender cómo disfrutan los irlandeses de la vida.
Nuestro recorrido comienza en la margen izquierda del río Liffey, en lo que antiguamente fue la parte obrera de la ciudad; en la otra orilla, como veremos más adelante, las clases acomodadas levantaron en el XVIII los famosos barrios de estilo georgiano cerca de las catedrales y del Trinity College, sede central de la Universidad. Si lo desea, puede visitar Dublín utilizando el transporte público pero, sinceramente, las distancias son tan cortas que se recorren andando con facilidad. En pocos países encontrará una capital tan asequible como ésta.
Muy cerca de Connolly Station –una de las estaciones de trenes– y de la, digamos, desvencijada pero muy práctica estación de autobuses (Busaras) se encuentra la calle Gardiner, un excelente punto de partida para recorrer Dublín porque está cerca de todo (tiendas del centro, los pub de Temple Bar, estaciones y monumentos) y cuenta con una amplísima oferta de “bed and breakfast” y “hostels”, albergues donde puede alojarse en una litera y desayunar por apenas 20 euros.
Sin la carga de la maleta y con el plano que nos han dado en la recepción salimos hacia O´Connell St., la principal arteria del lado norte de la ciudad. Es una calle muy animada donde los turistas y los Real Dub –así se llaman los habitantes de este lado del río: los verdaderos dublineses– hacen sus compras en los grandes almacenes, mercadillos y pequeños comercios, tipo “badulaque”, que abren hasta la madrugada; un horario muy cómodo para comprar los regalos de última hora o encontrar algo para picar –desde las anglosajonas fish and chips (patatas con pescadito frito) hasta hamburguesas, pitas, kebabs, ensaladas…– o beber una lata de sidra (cider), menos conocida que la famosa cerveza negra pero con un sabor igual de fabuloso.
 Pub en Temple bar dublin
Los Pub enTemple Bar- Dublin
En medio de la calle es inevitable encontrar una aguja de acero (The spire) de 120 metros que ostenta el récord de escultura más alta del mundo. Se levantó en 2003 para sustituir a la columna del monumento a Nelson que destruyó una bomba del IRA. Muy cerca de la aguja verá otros dos símbolos de la capital: la escultura de James Joyce –homenaje al autor del “Ulises”; la novela que recrea la vida de los dublineses durante un 16 de junio y que aquí se considera un mito de la literatura en lengua inglesa; así que cuando le pregunten si la ha leído, que lo harán, diga que sí y evitará que lo miren con suspicacia– y la sede central de Correos (General Post Office), un edificio de corte neoclásico donde los independentistas que proclamaron la República en 1916 terminaron enfrentándose a las tropas británicas que ocupaban la isla. La lucha duró varios días y acabó con el edificio en llamas, numerosas víctimas y ejecuciones sumarias en uno de los acontecimientos más dramáticos de la reciente historia de Irlanda. Aunque la imagen de este país se asocia irremediablemente con el terrorismo del IRA, en realidad tanto Irlanda como la propia Dublín son lugares muy seguros y tranquilos; máxime ahora que esta organización ha decidido abandonar las armas. Como en todas partes, sólo hay que guardar algunas medidas de seguridad, las que dicta el sentido común.
Otro de los tópicos locales identifica la isla con los sambenitos de rural, pobre y atrasada, algo que tampoco se corresponde con la realidad; sobre todo desde hace una década cuando se produjo el llamado “milagro irlandés” y la economía de esta isla se situó entre las más florecientes de la Unión Europea. Un buen nivel de vida que notará enseguida, en cuanto pida una pinta de Guinness en cualquier pub o intente cenar en un restaurante. Verá cómo desaparecen los euros con el emblema del arpa.
El final de la calle O´Connell desemboca en un curioso puente que es más ancho que largo. Por aquí se cruza el Liffey hacia uno de los barrios más animados de Europa: Temple Bar. En realidad, se trata de una gran manzana de calles rodeadas por el cauce del río, el puente del medio penique (Ha´penny Bridge) y la espalda del Banco de Irlanda donde el bullicio le hará recordar cualquier pueblo costero del Mediterráneo. Son infinidad de tabernas, bares, pub y garitos donde comer, beber y escuchar la típica música irlandesa. En ese ambiente, no se extrañe si la gente le hace un hueco en su mesa o si le dejan en el respaldo donde se ha sentado un bolso o una chaqueta mientras sus dueños se marchan a pedir a la barra o a bailar; en general, los irlandeses son muy abiertos y bastante confiados. En torno a medianoche, dependiendo del día de la semana, el bar cerrará con la gente puesta en pie entonando el himno nacional. A esas horas y con varias Guinness en el cuerpo, la escena es tan emotiva que, aunque no quieras, se te pondrá la carne de gallina.
Dublin
 

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